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miércoles, 16 de septiembre de 2020

Reseña de la novela Tengo miedo torero de Pedro Lemebel


Título: Tengo miedo torero       

Autor: Pedro Lemebel

Año: 2001

Editorial: Seix Barral

Idioma: Español   

Género: Narrativo

Especie: Novela


"Qué le importaba a ella lo que pasara, qué le importaría llorar el después, si en ese momento podría morir de solo mirarlo"

En Tengo miedo torero se desarrollan dos historias en paralelo: la de la Loca del Frente con Carlos y de Augusto Pinochet con Lucía Hiriart.

El contexto se nos presenta desde la primera página, la primavera del 86, donde Santiago de Chile vivía un gobierno dictatorial, donde los apagones, las marchas, las desapariciones, abusos, se dieron constantemente  en esa época.

"Un año marcado a fuego de neumáticos humeando en las calles de Santiago comprimido por el patrullaje. Un Santiago que venía despertando al caceroleo y los relámpagos del apagón, por la cadena suelta al aire, a los cables, al chispazo eléctrico". (p.9)

Las historias mencionadas se desarrollan de manera lineal, salvo por algunos recuerdos de infancia de la Loca del Frente, Carlos, y Pinochet. Por momentos los acontecimientos se entrelazarán y a la vez se desarrollarán de manera independiente.

El personaje con el cual uno llega a encariñarse es con la Loca del Frente; uno puede sufrir, reír, bailar, cantar, enamorarse, sonreír, empatizar con este protagonista amanerado, el cual vive totalmente enamorado y sometido por Carlos, joven perteneciente al Frente Manuel Rodríguez. Este le pide favores (que le guarde unas cajas, que su domicilio lo usen para reuniones) y la Loca obedece a todo lo que sale de esa boca de azucena mojada, en palabras de ella. Habrán situaciones que Carlos se aproveche de la Loca, que la subestime, que la haga sufrir y son en esos instantes en donde uno puede llegar a conmoverse con la Loca del Frente.

"Que si se hacía la lesa era nada más que por él. Que si aguantaba tanta chiva de libros en esos cajones era por hacerle un favor al lindo. Pero no iba a soportar humillaciones. ¿Qué se creía el cabro güevón para tratarla así?...Solamente por él se hacía la señorita, porque la intimidaba con esos ojos amables, la achunchaba con su cortesía de chiquillo educado. Y si no fuera por eso, si no fuera porque lo quería tanto, le salía la rota y mandaba todo a la chucha". (p.39)

A lo largo de la novela, la música emitida por el radio de la Loca del Frente se hace presente, uno se la puede imaginar cantando y bailando las canciones de Los Panchos (El reloj), Javier Solis (La media vuelta), Lucho Gatica (Contigo a la distancia), Sandro (Penumbras), Lola Flores / Sara Montiel (Tengo miedo torero), Nat King Cole (Ansiedad), Carlos Bahr (Prohibido), y muchos más. Además la música es su fiel compañera cuando está sola, cuando se siente triste, o cuando está acompañada de Carlos, cuando están celebrando, cuando están paseando, cuando se están despidiendo. También la radio funciona como medio informativo, el dial de Radio cooperativa mencionaba las noticias del momento bajo la conducción de Sergio Campos. Me pareció muy interesante este valor que otorga Lemebel a la radio.

"De tanto oír esa radio, ella se había acostumbrado a soportarla. Es más, cuando no encontraba su música preferida, cuando los bombazos cortaban la luz, cuando tenía que ponerle pilas a la radio, la voz de Sergio Campos era un bálsamo protector en esas tinieblas de guerra". (p.27)

En la novela también se muestra los contrastes de Santiago, el lugar donde vive la Loca del Frente, Recoleta, la Alameda con sus edificios grises ahumados de esmog se contrasta con el barrio alto, de calles amplias y limpias, donde las calles llevaban nombre como Los Lirios, Las Amapolas, Los Crisantemos, Las Violetas, etc.

Felizmente se habla poco del Dictador, el cual desde niño pasa por desagradables momentos, como cuando nadie fue a su fiesta al cumplir 10 años, considero que ello repercutió en su ser convirtiéndolo en el tirano que fue, veremos sus pesadillas y también se mostrará el atentado que sufrirá este personaje en manos del Frente Patriótico Manuel Rodríguez. Además se nos presenta a Lucía, su primera dama, alguien que irritaría a cualquiera por su manera tan superficial que se demuestra en la novela, la cual solo habla de vestimentas de diseñador, la última moda, es alguien ignorante, creyente del tarot y devota.

"Recién este fin de semana Gonzalo me vio el Tarot y allí salía. Gonzalo me lo advirtió: «Cuidado con los viajes, señora Lucy, me dijo. Y yo, como tengo tanta fe en las premoniciones de este chiquillo, le hice caso y cancelé mi viaje a Miami para comprarme unas chalitas Versace que allá están en liquidación". (p.168)

Solo puedo decir que el final de Tengo miedo torero, para las personas sensibles, les podrá sacar unas lágrimas, pero es un bello final a pesar de todo.

Fue un gran descubrimiento conocer la producción literaria de Pedro Lemebel, y esta, su única novela, me lo reconfirma. Recomiendo enormemente su lectura.

Solo agregar que hace unos días se estrenó la película Tengo miedo torero del director  Rodrigo Sepúlveda, en donde la actuación de Alfredo Castro, que interpreta a la Loca del frente, es la más notable y rescatable.



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